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Coruja Branca, un paraíso de palmeras

en General/Nacionales

¿Qué te puede llevar a cambiar tu estilo de vida al cien por ciento? ¿Cómo pasas de estar 24 x7 dedicado a escribir, cubrir, entrevistar, e informar, a vivir alejado de todo eso? Trabajar desde este paraíso natural ¿Es trabajar?

Cuando llegás a Coruja Branca en la isla de Itaparica, en Bahía, Brasil. Empezás a tener respuestas a esas preguntas.

La belleza natural de los cocoteros, el agua celeste y cálida, el arrecife, las excursiones, la arena blanca, los barcos de pescadores, los bares de playa, la salida de la luna sobre el mar, la tranquilidad y la paz de ese paradisíaco lugar… el cuestionario se contesta solo.

Un capítulo continuado a la belleza del lugar, es sin dudas la gastronomía bahiense, que se disfruta todos los días en la posada. Con platos típicos que invitan a probar y entender parte de la cultura afro-bahiana del lugar.

Podés encontrar menús como Moqueca: que es un preparado de pescados o mariscos con diferentes verduras, leche de coco y aceite de palma. Quiabada: consiste en una especie de guisado de carne o mariscos con quiabo (algo parecido a los ajíes verdes), los platos se acompañan con salsa picante y con guarnición de pirón y arroz blanco. Tapioca: pueden ser rellenas de pollo, de jamón y queso o solo con manteca. Esos son algunos de los diferentes platos que se pueden encontrar en el lugar sumado a los postres como el Pavé, o el Romeo y Julieta, que son infaltables en la carta.

Quiabada

En la estadía el buen servicio, la amabilidad y la buena predisposición de todo el personal, hace que tu permanencia sea lo que realmente querías para tus vacaciones, y lo único que esperás es que no llegue el día en que tenés que dejar la isla.

Para alguien que no se imagina vivir sin horarios, eventos, compromisos, teléfono, computadora, Netflix, y todo lo que lleva tu vida diaria, te lleva tres días acostumbrarte al estilo de vida que te ofrece la posada. Todo se vuelve parte de tu vida, es como si siempre hubieses vivido ahí, no extrañás nada de la vorágine diaria a la que estabas arraigado.

Así es como Carlos Maipah-un periodista de Escobar- cambió la vida de ciudad para llevar adelante la posada Coruja Branca, y no es que dejó de trabajar, en parte cambió de rubro, y digo en parte, porque aunque lo separen 4.500 kilómetros, sigue con la dirección del Nuevo Digital de Escobar.

Lograr fusionar el trabajo con ese paisaje, es sin dudas, lo mejor que te puede pasar. ¿Será la profesión de comunicador lo que hace que sea un anfitrión de lujo?

Porque, Coruja Branca, es una conjunción de todo lo antes descripto, y te invita a volver.

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