Beto solía caminar desde su casa hasta la iglesia, pues la distancia era pequeña. Un día, al dirigirse para la reunión de la noche, encontró un grupo de jóvenes que resolvió fastidiarlo… «¿Cuántos pasos usted da hasta la iglesia?», preguntó uno de ellos. Beto no se importó con la provocación y continuó andando. «¿Cuántos pasos tendré que dar hasta el Cielo?», preguntó otro joven. Beto paró por un instante y contestó al joven: «Un único paso. Y puede ser dado ahora mismo: ¿Tú quieres?».
Somos capaces de dar muchos pasos en dirección a un viejo sueño, un nuevo coche, una colocación con excelente salario, un encuentro con la persona amada, y muchos otros intereses personales. Caminamos mucho y no nos lamentamos. Al final, ¿qué son algunos pasos a más si el objetivo es alcanzado?

De una cosa nos olvidamos: podemos dar algunos o muchos pasos en busca de una realización y no conseguir alcanzarla. Pero, al dar apenas «un paso», ¡tendremos la certeza de que alcanzamos todo! Alcanzamos el amor y la esperanza ya perdida, la fe que ni conocíamos, la liberación de una vida sin luz, evitar llegar a tener un alma atormentada; la salvación que nos garantiza una vida con paz en el corazón.
«Un único paso» y todo el mal será deshecho, toda incertidumbre será destruida, toda murmuración dará lugar a una alegría y paz verdadera y constante. Apenas un paso, un único paso, y estaremos delante de la felicidad.
¿Cuántos fueron los pasos dados que han promovido apenas frustración y tristeza? ¿Cuántos pasos hemos ya ha dado sin saber exactamente para dónde ir? ¿Cuántos fueron esos pasos? ¿Cuántos pasos?… Una cosa es cierta; con «un paso solo» nuestra vida puede ser transformada.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo que la vida te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.

@Valerius