Fernando: la muerte que pudo ser evitada

Todo venía fallando en Gesell, en la costa, en Argentina. Todos estaban en el lugar incorrecto , el día incorrecto. Todo se pudo haber evitado. Todo.
Falló la seguridad en el boliche, falló la policía, falló el intendente, falló el ministro de seguridad, falló el gobernador, falló el presidente, falló la familia, falló la sociedad. Fallamos todos .
Once familias destruidas, la de Fernando, la de los diez chicos que lo mataron (dos son hermanos), y la de Pablo, el chico al que involucraron en modo de «broma».
Falló la seguridad en el boliche: cuando detectan un problema, deben hacerse cargo, no pueden expulsar y dejar librados a su suerte tanto a las víctimas como a los victimarios, o acaso todas víctimas.
Falló la policía encargada de garantizar el orden público. Falló el intendente , el gobernador y el presidente que, con el impuesto solidario sumado a la alta cotización del dólar, la gente es invitada a veranear en Argentina, pero sin garantías, sin controles en los alquileres, sin controles en las playas, sin controles dentro y fuera de los boliches. Poca policía para una costa desbordada de jóvenes. Falló el Operativo Sol.
Falló la familia: un grupo de chicos que apenas terminaron el secundario necesitan la supervisión de un adulto responsable.
Falló la sociedad que miró para otro lado mientras mataban a Fernando, ellos eran diez contra uno, pero alrededor había mucho más que diez personas, nadie separó, nadie llamó a la policía, nadie evitó que lo mataran. Todos naturalizaron el hecho .
Ahora la sociedad pide prisión perpetua en pabellones comunes con presos asesinos, tratando de igual manera a estos diez chicos que se equivocaron, se equivocaron mal, y sin duda tienen que pagar, porque todo hecho tiene una consecuencia. Pero deberíamos preguntarnos si mandando a la hoguera a estos pibes que recién salieron del secundario arreglamos algo, si mandando a la hoguera a estos chicos aliviará el dolor de la familia de Fernando.
El cotillón sigue dando vueltas en todos los medios posibles con abogados mediáticos tratando de «chacales» a estos chicos de no más de 20 años cada uno, y nos hacemos eco de las barbaridades que nos taladran la cabeza durante las 24 horas, «si sonrieron, si no están tristes, si quieren broncearse«… y pedimos perpetua para ellos y no miramos, no vemos todo lo que falló. Es ahí donde fallamos ¡TODOS !
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