No es nuevo que la política está en deuda con la sociedad en temas tales como seguridad, educación y salud pública ni es nuevo que -asumiendo que no falta voluntad– se carece de los recursos necesarios para solucionar en días lo que se ha deteriorado, o aun destruido, en años.
En el caso particular de salud pública tampoco es nuevo plantear el grado de incertidumbre e indefensión que padecen quienes carecen de medios o afectos en capacidad de contenerlos. Sin embargo nada es más ilustrativo que ser testigo presencial de esas lamentables circunstancias. Ésto es real y actual.
El 30 de noviembre en torno a las 11:30 horas se cayó y fracturó su cadera la Dra. JMS (cercana a los 87 años de edad) y rápidamente fue atendida por un profesional que indicó la necesidad de someterla a Rx en el hospital local.
Allí fue atendida de inmediato, por lo que estuvo en condiciones de ser derivada a la clínica que determinara IOMA, quien debía además disponer su traslado, alrededor de las 13:30, requiriéndose que le acompañara un mayor de edad. La calidez y buena disposición del personal del hospital no fue suficiente.
A partir de las 13:30 se iniciaron las averiguaciones con personal del hospital –que naturalmente repetía lo que le era manifestado por IOMA– que por cierto carecía de toda precisión.
La información fue variando: al inicio se presentaría en cualquier momento y gradualmente se fue modificando a plazos que variaron entre las tres y las cuatro horas, con el requerimiento de que se encontrara ese mayor de edad, sin cuya presencia la ambulancia se retiraría.
Hacia las 21:00 indicaron que llegaría a la 01:00 y el ingreso solo se registró a las 04:08, es decir con aproximadamente 14 horas de demora, haciendo su admisión en la clínica a las 05:10.
Habiéndose indicado que se podía contactar al 0810 345 004 (Call) para determinar la hora aproximada de arribo, se intentó hacerlo en varias oportunidades a partir de las 12:30 por espacio de aproximadamente 50 minutos sin más éxito que escuchar buena música y atractivos mensajes publicitarios que indicaban entre otras cosas su disposición y capacidad para gestionar internaciones o traslados las 24 horas los 365 días del año…
IOMA es responsable, en consecuencia, de haber dejado a una octogenaria fracturada durante 14 horas en una camilla de la guardia del hospital, que brindó lo que tenía a disposición, e igual lapso al acompañante. No existe atenuante alguno; nada puede justificar la falta de interés, la ineficiencia y la falta de sensibilidad de quienes deben solucionar los problemas de pacientes y allegados, en lugar de aumentar su riesgo e incomodidad.
Esta denuncia –este medio está dispuesto a formularlas en cada oportunidad en que se verifiquen hechos de esta naturaleza– debería dar lugar a la inmediata intervención de los organismos pertinentes y si como suponemos, corresponde una sanción, la misma debería ser ejemplificadora y adoptada de inmediato.
Rodolfo Koval
