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Los fiscales: actores esenciales de la jornada electoral

en Opinión

A veces no reconocidos adecuadamente, pero cuando se acaba la campaña y el protagonismo de los candidatos pasa por la foto votando y la espera impaciente, son los fiscales electorales los que nutren de información brindando alegrías o sinsabores a los equipos de campaña.

El Código Nacional Electoral establece que son los partidos políticos quienes deben designar fiscales que controlen el desarrollo normal del escrutinio. Esta tarea era desarrollada por una activa militancia que desarrollaba la acción de campaña y finalizada ésta, se organizaba para la tarea de fiscalización. Era entonces producto de un equilibrio en la pelea agonal de cuidar los votos de los candidatos propios y estaba sobreentendido que quien no tenía fiscales no podía competir ya que dejaba descubierto un franco importante, dejando en manos del competidor ese control.

A partir del 2001, cambia la situación. La crisis política es un hito donde la Alianza en general y la UCR en particular comienzan a desarmarse y surgen grupos internos que se alejan conformando nuevas fuerzas políticas. En el PJ la situación no fue mejor, a partir del 2003 se presentan varias listas.

La crisis de partidos políticos se ha agravado de tal manera que, al día de hoy, contamos con diversos candidatos, inclusive entremezclados entre miembros de los dos partidos nacionales y no hay lista, salvo los extremos, en particular de la izquierda, que no tenga representantes de alguno de estas procedencias.

Esto se da en la evolución de nuevas alternativas como la aparición del PRO y la diversidad de partidos que se van integrando bajo figuras diferentes como Unidad Ciudadana y el PJ y el Frente Renovador y en múltiples casos satélites partidarios, o fuerzas nuevas surgidas a la luz de la disputa entre pañuelos «verdes» y «celestes«.

Todo este proceso de retroceso de las fuerzas políticas tradicionales, la aparición de nuevas sin estructuras nacionales e inclusive con liderazgos personales, ha repercutido en la crisis de un control equilibrado del acto eleccionario.

Así, la deformación del sistema partidario que hubo en la década pasada generó variables en el reclutamiento de fiscales, más allá de lo definido como militancia partidaria. Pero, entre el desencanto de la política por parte de muchos militantes, el alejamiento de la ciudadanía, o su no acercamiento y la falta de fondos o de estructura de muchas fuerzas pone en crisis la tarea de cuidar los votos. Si agregamos que no se ha sido capaz de generar una política de Estado que cambie el actual sistema electoral, donde la crisis no es tanto del sistema de votación, que lo es, sino de la afluencia de variables difícil de codificar, ejemplo las colectoras; más la falta de confianza del electorado, nos encontramos nuevamente en la necesidad de convocar a fiscales electorales.

Si hiciéramos un paralelo con cualquier guerra moderna, con la existencia de drones, aviones no tripulados, armamento poderoso, tecnología de punta y demás, sin dudas los infantes de esta batalla son los fiscales electorales.

Podemos tener la mejor publicidad, reproducir «fake news«, operar con «big data» y hasta decir que contamos con estructura partidaria o voluntarios, pero si todo esto no se despliega el día de la elección es como no contar con infantes para tomar la ciudad que hemos bombardeado a más no poder.

Alertamos desde la Red Ser Fiscal, que lo que muchos generales dan por hecho, en la práctica no es así y a veces por falta de adecuada planificación o por confundir mailing con realidad el día de las elecciones hay desafortunadas sorpresas.

La capacitación de fiscales es un tema central, pero muchos lo abordan desde la técnica y no desde el espíritu. Es más fácil saber cómo se es fiscal y qué se hace, pero es fundamental saber para qué se es fiscal, sea partidario puro o voluntario.

Se debe ser fiscal para asegurar que el voto de todos los ciudadanos sea efectivamente contado, así lo espera el que vota y el candidato; para controlar la transparencia de los comicios, la igualdad de oportunidades y que las deficiencias del sistema sean subsanadas con sentido común y en beneficio del votante; para asistir a la autoridad de mesa y generar entre todos una verdadera consulta democrática.

El desafío es cubrir todas las mesas del país con una mirada ciudadana y hasta ingenua que nos permita entre todos dar certezas que quien ganó, ganó bien y que quien perdió, perdió bien. Es una forma de renovar la política en el tiempo por venir.

Por Claudio C. Bargach. Psicólogo social. Coordinador nacional Red Ser Fiscal. (Télam)

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