El pastor oía una hermana que se lamentaba de estar completamente perdida en su vida. «Yo nunca sé lo que hacer y ni adonde ir. Todo lo que hago es equivocado y siento que los lugares que frecuento no son adecuados para mí, que soy una cristiana».
El pastor le dijo: «Es una bailarina
de ballet, ¿verdad?, se somete a un coreógrafo que le enseña los pasos
ciertos y el lugar donde debe estar en un escenario. Entonces, deje que el Gran
Coreógrafo, Jesucristo, dirija todos sus pasos y la coloque en el lugar
correcto, en la hora cierta… Haciendo Su
voluntad, su vida será organizada y sus días serán de plena felicidad”.
Cuando Jesús comanda nuestros pasos y actitudes, no nos sentimos perdidos, no nos inquietamos con los lugares donde vamos, no nos confundimos con las decisiones a tomar. Él es el Coreógrafo divino, el Comandante que sabe dirigir nuestro caminar, que nos enseña a brillar en el escenario de la vida.

Cuando nos entregamos en las manos de ese
maravilloso Coreógrafo, el Cielo aplaude nuestra actuación, nuestros amigos nos
saludan y el cuerpo de baile de los correctos se vuelve cada vez mayor.
¿Sus pasos están de acuerdo con las enseñanzas de Cristo?
Claudio Valerio