«Soy un hombre infeliz. Todo lo que pienso hacer va mal. Cuando quiero seguir adelante, las calles están llenas de piedras. Soy un fracaso total». Esta era la murmuración de Ricardo para todos sus amigos.
Tal vez pensemos que la historia de Ricardo es nuestra historia. Todo lo que dice encaja perfectamente en nuestras vidas. Pero, no nos conformamos con la situación y deseamos que nuestros días experimenten momentos mejores… ¿Y cómo puede suceder esto?
Hay una manera segura de
ser felices, como barcos que navegan con vientos favorables. ¿Y qué
debemos hacer? Invitar a Dios para que sea el Capitán de nuestro barco, es
decir, de nuestras vidas. Con Él llegamos a donde deseamos ir. Sobrepasamos las
piedras del camino con facilidad.
Ignoramos los fracasos y conmemoramos todos los logros alcanzados.
Olvídate de las lamentaciones y agradece a Dios con cantos de mucha alegría.

Claudio Valerio