Cada día, debemos agradecer el regalo de vivir, por lo que podemos decir una breve oración, pero que es muy completa. En primer lugar, pediremos las bendiciones básicas para pasar un día fructuoso: salud y fortaleza en nuestro cuerpo, amor en el corazón, y paz en nuestra alma.
En segundo lugar, y no por ello le restemos
importancia, pediremos que toda nuestra persona esté protegida por la ternura
de un Dios que nos ama y acompaña.
«Señor amado, soy obra de tus manos de Padre. Tú me formaste en el seno de
mi madre, y mi vida es un regalo de tu amor sin límites. Te doy gracias por la
vida, que es un milagro, y te pido que me bendigas en abundancia. Entra en mi
interior y libérame de toda perturbación, para que conozca tu paz maravillosa.
Derrama en mí tu amor, que sana todas las heridas. Penetra en mi cuerpo con tu
fuerza, y libérame de toda enfermedad. Enséñame a querer a los demás y a
desarrollar todos los dones que me diste. Protégeme de todo mal y acompáñame
siempre con tu ternura de Padre. Amén».
Un texto entrega toda su riqueza, cuando por la repetición descubrimos su
perfecta adecuación a nuestras necesidades, por lo que debemos adquirir el
hábito de rezar.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo que
Dios te Bendiga y prospere en todo; y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y
mucha prosperidad.
Claudio Valerio
