«Los bendecidos son aquellos que no tienen nada que decir y, por lo tanto, no pueden ser persuadidos a decirlo» (James Lowell).
Si nada tenemos que decir, ¿qué diremos? Que nuestra palabra es lo que oímos del Señor, que nuestro amor es el que fue plantado por el Señor en nuestros corazones, que nuestra fe fue regalada por Dios cuando abrimos el corazón a Jesús.
No hay nada que decir, sin embargo, mucha
cosa hablamos! Cuando hablamos sólo lo que aprendemos de la Palabra de Dios,
erramos mucho menos. Cuando nuestras actitudes imitan las actitudes del
Señor, erramos mucho menos. Cuando nuestra
fe viene de la experiencia de vivir en la
presencia del Señor, erramos mucho menos.
Si somos persuadidos a decir lo que viene del Señor y no de nosotros
mismos, entonces somos bendecidos… muy bendecidos.

Desde la ciudad de Campana (Buenos
Aires), recibe un saludo, y mi deseo que Dios te Bendiga y prospere en todo; y
derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
Claudio Valerio