Un hombre, aunque no supiera tocar ningún instrumento, le pidió al maestro que
le dejara tocar la orquesta para impresionar a sus amigos.
Sólo fingía y no molestaría a los demás. Estos lo aplaudieron mucho. Pero cuando estaban en una fiesta, pidieron que tocara el mismo instrumento para que todos pudieran apreciar su talento.
¿De qué sirve pasar una imagen de lo que no
somos? ¿Qué valor tiene la mentira ante la verdad? La
honestidad nos valora mucho más que un talento falso… ¿Qué piensa usted?

Desde la ciudad de Campana (Buenos
Aires), recibe un saludo, y mi deseo que Dios te Bendiga y prospere en todo; y
derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
Claudio Valerio