Dos terroristas musulmanes detenidos y deportados

El FBI y la Policía Federal Argentina informaron que dos terroristas llegaron al Aeropuerto internacional de Ezeiza el domingo 4 de noviembre a las 21:45, en un vuelo de Air France proveniente de Paris, con la idea de atentar contra la Casa Rosada.

La misión de Al Qaeda comenzó a tener problemas desde que desembarcaron, ya que su equipaje fue enviado por error a Santiago de Chile. Después de casi cinco horas de peregrinar por diferentes oficinas, y no pudiendo comunicarse bien por su defectuoso dominio del idioma, salieron del aeropuerto aconsejados por funcionarios de la línea aérea, para volver al día siguiente acompañados por un intérprete.
A la salida del aeropuerto tomaron un taxi y el conductor, al notar que eran extranjeros, los paseó tres horas por la ciudad, para finalmente abandonarlos en proximidades de la Villa 31, luego que, al parar en un semáforo, tres cómplices del taxista los asaltaran, robándoles sus efectos personales. Los musulmanes pudieron quedar con algunos dólares que traían escondidos en cinturones especiales para transportar dinero, y salieron de ese lugar gracias a un camionero que los levanto cuando estaban haciendo auto stop.
El lunes a las 7:30 de la mañana, y gracias a su entrenamiento de guerrilla en Afganistán, lograron subir a un tren y llegar a un hotel de Plaza Once, y más tarde alquilaron un auto y se dirigieron nuevamente al aeropuerto, determinados a secuestrar un avión -como estaba planeado- y estrellarlo contra la Casa de Gobierno. En el camino al aeropuerto, encontraron cortada la ruta debido a manifestaciones de piqueteros, empleados estatales y docentes en huelga, demorando más de tres horas su plan, y sufriendo roturas de vidrios y abolladuras en su automóvil.
Al mediodía decidieron volver al centro de la ciudad, y buscaron una casa de cambio para convertir los pocos dólares que les quedaban luego de los robos. Allí recibieron dinero falso y billetes fuera de circulación.
Por fin -luego de tantas peripecias- los terroristas llegaron al aeroparque de Buenos Aires para secuestrar un avión y cumplir finalmente su misión. Pero Aerolíneas Argentinas estaba de huelga por más salario y menos trabajo, y los controladores de vuelo también se habían adherido a la medida con el objetivo de equiparar su salario con el de los pilotos. El único avión que había en la pista era uno de Andes Líneas Aéreas… pero no tenía combustible.
Los empleados de las aerolíneas y los pasajeros protestaban y gritaban cánticos contra el gobierno. La Policía Aeroportuaria reprimió a todos, incluso a los terroristas musulmanes, que fueron detenidos y llevados a la delegación de la Policía del Aeroparque, acusados de tumulto, destrozos y resistencia a la autoridad.
A las 18:10, en un descuido en el cambio de guardia policial, los terroristas consiguieron escapar, pero entonces discuten entre sí: no saben si destruir el objetivo será posible.
Por la noche, sucios, golpeados y con hambre, decidieron comer algo en el restaurante del aeroparque. Pidieron sándwiches de lomito, papas fritas y gaseosas. Desafortunadamente, la carne en mal estado de los sándwiches les provocó una intoxicación de la que tomaron conciencia dos días después, en el hospital municipal, al que fueron llevados luego que la ambulancia demorara tres horas en llegar, y otras tantas horas recorriendo hospitales varios hasta encontrar donde pudieran brindarle atención médica.
El domingo a las 15:30 los hombres de Al Qaeda salieron del hospital Argerich y llegaron cerca del estadio de Boca, pero un grupo de barrabravas los confundieron con hinchas de River y les propinaron una paliza impresionante. El jefe de los barrabravas (un sujeto apodado «Manguera») inclusive violó reiteradamente a los musulmanes hasta aproximadamente las 19:45, cuando finalmente fueron abandonados en la vía pública, con dolores terribles en todo el cuerpo, en especial en la zona proctológica. Deciden, por lo tanto, aunque para ellos sea pecado, emborracharse con dos tetrabrick de vino que compraron en un kiosco cercano, pero la bebida estaba adulterada y terminaron, otra vez, en el Argerich.
A las 22:30 del día siguiente, al borde de un ataque de pánico, los terroristas huyeron de Buenos Aires en dirección a Rosario en un camión de electrodomésticos, que fue asaltado cerca de Zárate por piratas del asfalto. Doloridos, golpeados, hambrientos, con el orgullo roto, sin poder ya caminar ni sentarse, fueron levantados por un vehículo de una ONG que defiende los derechos humanos, que los trasladó hasta Rosario. Una vez allí, deambularon sin saber qué hacer y terminaron durmiendo en la puerta de un comercio céntrico, de donde se los llevaron detenidos como vagos e indocumentados, y deportados.
Fuentes consultadas nos informaron que, al final de esta odisea, los musulmanes consideraron que no es necesario el terrorismo en la Argentina, y que a su regreso a su país de origen tratarán de establecer un convenio para la realización en Buenos Aires de cursos de entrenamiento especializado en Caos Social para el personal de Al Qaeda, y que van a cambiarle el nombre a la organización, proponiendo como nueva denominación “Alque Queda”. Además, manifestaron que, mientras los subían al avión, los terroristas exclamaban, exaltados, felicitaciones a los argentinos, por seguir en pie…