Para muchos, diría que para la gran mayoría de los políticos, poder caminar libremente por las calles de la ciudad es un tema irrelevante, pero para Silvio González no lo es. Por el contrario, lo destaca como una de sus mayores privilegios después de cumplir cuatro años de mandato como Diputado y otros tantos al frente de la comuna.

“Yo viví toda mi vida en Escobar… desde aquellos tiempos en que nos conocíamos todos”, señala. “Poder caminar por sus calles, sentarme en cualquier bar a tomar un café con los amigos de siempre, entrar a un negocio a comprar algo y no sentir vergüenza, son cosas impagables que me hacen sentir muy bien”.
Y es comprensible. Con 73 años en Escobar es un verdadero privilegio. Atrás queda el desempeño de una tarea difícil que llevó a muchos de sus pares a cambiar sus hábitos y costumbres, a guardar un ostracismo total o, en muchos casos, a tener que mudarse y buscar nuevos horizontes en una especie de destierro voluntariamente involuntario. La condena social se hace sentir. En algunos casos es injusta y en otros es merecida por ser el fruto de conductas moralmente reprochables.
“Yo me siento conforme con lo que hice. Y puedo asegurar que no me arrepiento de nada. Los años como Intendente no fueron fáciles porque uno sentía la frustración de querer hacer y la mayoría de las veces no poder, pero la gente sabía que no era por falta de voluntad sino por falta de recursos”, explica. La prueba está en que al día de hoy me sigo llevando bien con políticos de todos los partidos, no tengo enemigos y me sigo manteniendo lejos de las peleas”.
“Cuando Luis Patti me ofreció ser su candidato a Diputado, al igual que cuando me propuso sucederlo al frente de la Municipalidad, me sentí sorprendido. Yo venía de una familia socialista. Mi padre era socialista, mi tío era socialista y por supuesto que yo también lo era. Inclusive en 1983 había sido candidato por el Partido Socialista. En aquella elección arrasó Alfonsín y acá ganó Pololo Larghi. Después de eso continué con mi trabajo y me mantuve alejado de la política, aunque trabajaba para la comunidad desde las instituciones. Presidí la Cooperadora Policial creo que unos quince años y conseguimos crear el Destacamento Policial de El Cazador. Ese contacto con la fuerza me llevó a conocerlo a Patti. Me lo presentó formalmente el entonces Comisario Rodríguez. Tiempo después llegó su propuesta y realmente creí en él. La sociedad escobarense lo conocía como policía y todos sabíamos de su decisión y su capacidad de trabajo”.
-Y comenzó a hacer campaña con él…
-En realidad la que primero se sumó a trabajar al equipo de Patti fue Irma, la mamá de Mariana, mi hija. Después vinieron las reuniones con los vecinos. La primera se hizo en casa y después continuaron todo el tiempo y lo lleva a ganar por más del setenta por ciento. Un día me dijo: vos tenés que ser mi Diputado. Si no hubiera sido por Luis yo jamás hubiera llegado a la legislatura o a la Municipalidad. Trabajé con alguien que quería cambiar Escobar, que quería mejorarlo y que lo hizo.
-A usted ya lo conocían…
-Sí, claro. Yo trabajé con instituciones, clubes… tenía la empresa de seguros con una cartera importante, muy grande, y me había costado mucho esfuerzo poder hacerla. Yo había trabajado en un banco y me ofrecieron vender seguros en Escobar, pero no existía ninguna cartera de clientes y tuve que hacerla desde cero. Recuerdo que mi primer cliente fue Cacho Sureda y así, de a poco, uno a uno, la fuimos construyendo con servicio. Resolvíamos los problemas en forma rápida porque, para mí, el cliente no es sólo el que paga la póliza sino también el tercero. Hoy esa empresa cumple 50 años y también ahí tengo el orgullo de decir que mis empleados, los que atienden en la actualidad a los clientes dirigidos por mi hija, siguen siendo los mismos. Tienen 35 años, 40 años trabajando conmigo. No es muy común tener empleados tantos años ¿No?
-Pero hablábamos de política…
-Pero tiene que ver. Sin ese equipo de empleados yo no podría haberme alejado por la función pública. Hubiera sido un suicidio económico.
También en la Cámara tuvo que comenzar desde cero. Era un partido nuevo que hasta ese momento no tenía representación legislativa. No era un cambio de legisladores. No había un bloque. Ni siquiera un despacho. Para peor, todos lo miraban con recelo “por no ser del palo”.
-Y tras esos cuatro años llega al municipio…
-No era fácil. En esas elecciones del 2003 llega a la Presidencia Néstor Kirchner que estaba en contra de Patti y la cosa para mí no fue fácil. Ese enfrentamiento me produjo muchísimos problemas. Tenía que administrar sin recursos. No había apoyo del gobierno nacional ni del provincial. El único dinero que teníamos era el que recaudábamos en concepto de tasas municipales. Eso y la coparticipación provincial que la Provincia por ley debía pagarnos. La comuna tenía deudas…
-Y la gente estaba acostumbrada al ritmo de obras de Patti y esperaba lo mismo con usted…
-Tal cual. Había déficit de maquinarias y herramientas que se habían destruido con el uso… debíamos a los empleados el pago de dos aguinaldos. Lo que recaudábamos no daba para nada. Estaba solo… sin apoyo de la Provincia y enfrentados con la Nación. El único camino era la austeridad más absoluta. Debía hacer un gobierno austero. Había armado un buen equipo con gente joven, muy joven… Micaela Szykula, Miguel Cornaglia, Ballester… gente buena y muy capaz pero no teníamos un peso.
Recuerda sus ilusiones cuando fue a hablar con Berni, quien le dijo “usted es la cara del pattismo” y un encuentro con Florencio Randazzo, a quien conocía de sus tiempos en la Cámara de Diputados. La respuesta que recibió fue categórica: “Te vas a tener que arreglar con las tasas municipales”. Ahí se dio cuenta que estaba perdido. El sueño de mantener el crecimiento del distrito como había sucedido en los ocho años de gestión de Patti sería sólo eso: un sueño.
-¿Qué le hubiera gustado hacer en Escobar?
-Belén de Escobar tiene un problema muy grande con el ferrocarril en pleno centro dividiéndola en dos, lo que hace muy complicado el tránsito. Necesita como mínimo una entrada y una salida más directa, por debajo del ferrocarril. Lo ideal sería soterrarlo, pero es costosísimo. Hay cosas que no se entienden… cuando hicieron la Panamericana, a Ingeniero Maschwitz le hicieron tres bajadas y a Belén de Escobar sólo una. Tenemos que agradecer que Patti pidió y consiguió la bajada de Los Inmigrantes. Imagínese lo que sería hoy si no existiera ese puente…
-Pero usted se alejó de Patti…
-No había otra opción. Mi último año de mandato en la Municipalidad a Patti no lo vi. Ya estaba apartado de él…
-¿Se volvieron a ver?
-No. Con Patti no hablé nunca más.
-¿Tampoco hubo propuestas de otros espacios políticos?
-No tengo ningún proyecto y tampoco me han hecho ninguna propuesta. No voy a negar que años atrás me invitaron a reuniones, pero eso fue hace tiempo. Y de verdad, hoy no sé lo que haría, porque la vocación de servicio siempre la tuve pero en la política de hoy está todo muy difícil.
-¿Sujarchuk está haciendo las cosas bien?
-Sí, claro… es una gestión muy intensa… y a lo que fue Sandro…