Las obras son de todos nosotros
Como sucedió en muchas oportunidades desde la vuelta de la Democracia hasta ahora, Escobar quedó políticamente a espaldas del oficialismo provincial y nacional de turno. Por Gustavo García (*)

Los vaivenes en la política escobarense significaron muchas veces que haya dificultades para las dirigencias locales y en consecuencia al pueblo. La segunda mitad del pattismo, la gestión de Silvio González, por momentos con Guzmán y ahora con Sujarchuk, Escobar fue mirado de reojo desde el sillón de Dardo Rocha y desde Balcarce al 50.
Sin embargo, por diferentes factores y pese a las diferencias ideológicas obvias entre la gestión de Ariel Sujarchuk con la de María Eugenia Vidal y Mauricio Macri, hay gestos de buena convivencia y madurez que, especialmente en este año par -léase, sin elecciones-, se trasladan en diálogo, consensos, reclamos, obras y algunas respuestas a la gran cantidad de proyectos que el DE (y en menor medida el Concejo Deliberante) elevan en búsqueda del bienestar de la sociedad.
Un ejemplo positivo es una foto que al pasar fue subida el sábado a Twitter. Allí, el intendente Ariel Sujarchuk y Fabián Peredchonik, secretario General de la Provincia de Buenos Aires, compartieron una comida en el Paseo Mendoza. Nada extraño, ya que pese a ser de colores políticos diferentes, son parientes. Pero para la foto de rigor se sumó Esteban Colley, generalmente esquivo a los flashes, quien de todos modos sonrió ante el teléfono de la manzanita.
Así, el presidente del bloque de concejales de Cambiemos, el intendente y conductor del peronismo posaron para la misma foto, junto a un funcionario de Vidal. Parece una zoncera, pero para los tiempos que corren, donde a veces se pone más énfasis y tiempo para la rosca y la chicana, es una muestra de madurez.
Pero no siempre se da. En un marco de diálogo entre las partes (oficialismo, Cambiemos, radicalismo, guzmanismo, massismo, Cali, pattismo y otras yerbas…), se puso de moda quién es el dueño de las obras. Así como la gestión local «copó» la parada del festival provincial Acercarte y en otras oportunidades con programas como El Mercado y El Estado en tu Barrio, el viernes pasado la torta se dio vuelta.
El protocolo, la locutora oficial y hasta el presidente del Consejo Escolar debieron dar un paso al costado. Incluso fue extraño ver a quien siempre locuta, Marisa Malvido, a un costado, sin pronunciar una palabra. Cambiemos había copado el evento y los representantes de ese espacio tuvieron más preponderancia que los funcionarios de Estrada y Asborno quienes, además, eran menos en cantidad.
Esta movida continuará, según dicen. Según cuál sea la fuente de financiamiento, unos u otros querrán llevarse los laureles. Pero que quede claro: la plata es nuestra, las obras son nuestras, no de los funcionarios. Ni de los locales, los provinciales, los nacionales o los extraterrestres. Solo son representantes que deben manejar el presupuesto del Estado. Y nosotros debemos controlarlos.
(*) Docente, periodista.
Descendiente de Doña Eugenia Tapia de Cruz